Un libro y una flor.
Van andando a la par muy juntos, hasta que Iseul se separa un instante para tocar con la mano el tronco de uno de los árboles que jalonan la calle.
_ Anda, ¿y eso?_
_ Dicen que da buena suerte_ sonríe con los labios finos a juego con sus ojos rasgados, que apartan la mirada como una niña después de una travesura. Labios y ojos rasgados en líneas rectas marcando el destino de un hombre, tanto o más que las líneas de la mano.
Se acerca una mujer mayor china con unos manojos de flores.
_ ¡Mira!, son mugunghwa_ señala Iseul unas flores de color rosado.
_ ¿Cómo las has llamado?_ pregunta Mario.
_ Mugunghwa. Es la flor nacional de Corea. De niña me gustaba ir al campo a cogerlas. Es mi flor favorita.
_ Son muy bonitas_ dice Mario a la vez que elige una para Iseul, dándole a la mujer unas monedas que recibe con un amplia sonrisa. Iseul acerca la flor a su nariz rozándola con los labios, después mirando a Mario a los ojos le dice gracias.
Sombras del ayer
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